Cuando empecé Gilded Wounds, surgió como una forma de hacerme escuchar, de que la gente me lea. Compartir un poco y salir de mis cuadernos, de mi propia mente. No me imaginé lo que iba a encontrar y agradezco haberme sorprendido para bien.
Me pasa algo: aunque nací y crecí hablando español, no siempre puedo expresar mis sentimientos en este idioma, o al menos no de la forma en que los pienso.
El inglés es musical, tiene un vocabulario que me parece hipnótico, rítmico y visualmente hermoso.
Pero necesito usar mi idioma para poder expulsar lo que tengo adentro en el día a día. No solo hacer de mis pensamientos e historias algo bello, sino algo real. Algo que verdaderamente se pueda exorcizar.
Estoy escribiendo un libro de poesía.
Bueno, en realidad: ya está escrito.
Escrito entre al menos diez cuadernos y nueve años que vienen recolectando líneas a modo de autorreflexión, autoconocimiento y depuración.
Simplemente decidieron llamarme hoy, a mis 31 años, con una misión clara pero difícil: hacer de tu corazón roto un objeto de arte.
Y va a tomar forma física, al fin.
Algo que nunca soñé.
Siempre quise ser autora, pero de ficción, como todos los que admiro. Pero el destino me trajo hasta acá. A seguir -quizás sin querer- los pasos de Edgar Allan Poe.
Tal vez fue el primero que amé. El que me hizo leer y leer hasta más no poder.
El libro, los poemas, ¿el poemario?, están escritos como vinieron: bilingües, como mi cerebro.
Si alguno está leyendo esto y entiende lo que digo, solo quiero dejarles algo:
Hagan lo que los hace sentir vivos.
No importa el idioma, el formato o la razón. Escriban e imaginen, creen y crean.
Tal vez, en diez años sus cuadernos también los llamen como a mí.
Queriendo salir.
Muy interesante 😃. Lo incluimos en el diario 📰 de Substack en español?